blog de creación, lectura y enseñanza

Volver a nacer en Mérida

Desde la diáspora de Mérida, donde vive quien escribe este blog, al abrir un libro sobre los últimos años del siglo XX en Mérida, se siente algo especial desde las manos que sujetan el libro hasta los ojos que han visto y vivido la ciudad durante una parte importante de la vida de uno. Cierto es que aún no había nacido en la época en la que se sitúa el libro de Antonio Salguero, pero sí que empieza la memoria a atar cabos y reconocer nombres y lugares.

«Mérida Laboriosa» (ed. Emerita Nova, 2020) es el segundo volumen de la Trilogía (o quizá Tetralogía, a continuación lo explico) que empezó Salguero en 2018 con «Mérida Abarcable» (ed. Ayuntamiento de Mérida), tratando este título la década entre 1950 y 1960. En esta ocasión «Mérida Laboriosa» avanza a la década entre 1960 y 1970, tiene previsto desarrollar otro volumen sobre este título y esta década para posteriormente culminar con «Mérida Festiva» sobre la década 1970-1980.

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El regreso helado

FUE EN AQUEL DICIEMBRE LENTO DE BRUMA CANSADA.

El vapor de mar y el humo de frío iban empapando el cielo y las nubes.

– Si vas a bajar, llévatelo, créeme …es necesario– le dijeron, mientras él aceptaba recelosamente aquel sobre.

Salió a la calle a beberse el último olor de la noche, a pasearse las últimas risas y colores, a comprarse desesperadamente un último ápice de sus sueños.

Pero ya nada era igual a la noche en la que embarcara, con la necesidad a cuestas y el ansia por vestirse de océano y mundo. Aquella anciana del chal negro, ya ausente, lo había despedido, justo hacía un año, con un beso en la mejilla enrojecida, entre el humo de castañas y el aroma a ginginha y vino verde en las voces de la noche.

Desde la Rúa Augusta tendió su mirada del Barrio Alto -vagas luces peleaban entre la niebla-, para dejar secar su memoria náufraga, arrojada al vaivén por un golpe de ventisca y maresia*. Fue entonces cuando un guardinha, armado de una libreta, le robó la mirada. Como autómata enajenado, rasgó el sobre y aquella mascarilla azul lo devolvió definitivamente a puerto.

Su recuerdo congeló la noche de Lisboa eternamente y en el vaho de sus ojos, quedó escrita esa saudade que despide a los marineros de la nostalgia.

@JavierCarmona #unaNavidaddiferente

* – Maresia – Léase /maresía/, acentuado en la /i/. Vocablo típicamente portugués que describe el olor a mar en la tierra cercana. También se utiliza, «maresía» en Canarias, pero he preferido mantener la grafía propia del portugués en esta palabra.

noticia_15628Faustino Lobato es grande, fuerte. Abrazarlo o estrechar su generosa mano resulta un verdadero placer al sentirse uno protegido por una coraza de fortaleza, almohadillada de cariño. Esa sólida extensión física de bonhomía y amistad que ofrece Faustino es, sin embargo plenamente consciente de la fragilidad que rodea al hombre, de la que él está hecho desde dentro y hacia fuera. Ser consciente de ello es, sin duda, lo que nos hace humanos, fieramente humanos, como diría Blas de Otero. Acaso en lo que fracasa el poderoso es no querer saber de su fragilidad.

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EXPOSICIÓN SOBRE EL SURREALISMO EN VICENTE ALEIXANDRE Y RAFAEL ALBERTI PARA LA TERTULIA «GALLOS QUIEBRAN ALBORES» DE MÉRIDA. TEXTO COMPLETO.

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Fue allá por 1990 cuando conocí a Teresa, en el Cáceres universitario de nuestra vida. Compartimos pensión, amistades y finalmente ilusiones de poeta. En aquellas tertulias de la Plaza de los Pereros y con Miguel Serrano como referencia a la que nuestros versos aspirasen, devanábamos el final de la tarde y las convertíamos en noches en algún café de la calle Pizarro. Luego, nuestros versos pasearon colegios, semanas culturales, incluso fiestas populares junto a Antonio, Marisa y Víctor.

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